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Elon Musk y su inesperado protagonismo en la primera reunión de gabinete de Trump

Elon Musk y su inesperado protagonismo en la primera reunión de gabinete de Trump
Por : La Redacción
En la primera reunión del nuevo gabinete de Donald Trump, el magnate Elon Musk se convirtió en el centro de atención, reflejando la compleja dinámica de poder entre el presidente y el multimillonario empresario.
Apenas 12 minutos después de iniciada la sesión, Trump no evitó el “elefante en la sala”. Desde su posición al frente de la mesa, miró a Musk y lanzó una pregunta a los presentes:
—¿Alguien está descontento con Elon?
Las risas nerviosas recorrieron la sala, pero el expresidente no tardó en añadir:
—Si lo están, lo echaremos de aquí.
Los miembros del gabinete respondieron con aplausos, aunque no quedaba claro cuán sincero era su entusiasmo.
La tensión en la Casa Blanca venía escalando desde días antes, cuando Musk envió un ultimátum a millones de trabajadores federales exigiéndoles un informe detallado sobre sus actividades diarias, con la amenaza de despido si no cumplían. Algunos secretarios de gabinete y jefes de agencia rechazaron la orden, incluyendo los departamentos de Estado, Defensa, Energía, Seguridad Nacional y Justicia. Musk, en respuesta, comenzó a criticar públicamente a quienes no habían acatado su directriz, lo que generó la primera gran pugna de poder dentro del segundo mandato de Trump.
Horas antes de la reunión, el presidente intentó calmar los ánimos con un mensaje en redes sociales:
—TODOS LOS MIEMBROS DEL GABINETE ESTÁN EXTREMADAMENTE FELICES CON ELON. ¡Los medios lo verán en la reunión del Gabinete esta mañana!
A pesar de su influencia, Musk no tenía un asiento en la mesa principal del gabinete y fue ubicado en la segunda fila, junto a asesores como Stephen Miller y Peter Navarro. Sin embargo, Trump le cedió la palabra rápidamente.
—Me gustaría que Elon Musk dijera unas palabras —anunció el presidente.
Musk aprovechó el momento y habló más que cualquier otro funcionario, excepto Trump. Explicó que su polémica orden a los empleados públicos había sido aprobada por el propio presidente.
—Le pregunté: ‘¿Podemos enviar un correo electrónico a todo el mundo preguntando qué hicieron la semana pasada?’, y el presidente dijo que sí.
El comentario invirtió la tradicional dinámica de poder en Washington, donde los subordinados suelen asumir la culpa para proteger a sus superiores. Aquí, Musk señalaba públicamente a Trump para calmar a los funcionarios que había incomodado.
En un intento por congraciarse con los presentes, elogió la administración:
—El presidente Trump ha formado el mejor gabinete de la historia, literalmente.
Vestido con una gorra negra con el eslogan “Make America Great Again” y una camiseta de “Soporte Técnico”, Musk adoptó un tono modesto.
—En realidad, me llamo a mí mismo un humilde apoyo técnico —bromeó.
Algunos secretarios rieron por cortesía, mientras que otros se mostraron menos receptivos.
Musk también expresó su frustración por las críticas que ha recibido:
—Estoy recibiendo muchas amenazas de muerte, por cierto.
Y justificó sus medidas drásticas con una advertencia:
—Si no lo hacemos, Estados Unidos irá a la bancarrota.
Sus palabras contrastaban con un informe del Washington Post, publicado el mismo día, que revelaba que las empresas de Musk han recibido al menos 38.000 millones de dólares en financiamiento público.
A lo largo de la reunión, los miembros del gabinete alternaban sus miradas entre Musk y Trump, conscientes de que ambos comparten no solo su inmensa fortuna, sino también el poder de influir en millones de seguidores a través de sus plataformas digitales.
Sin embargo, al cierre de la sesión, Trump dejó claro quién tenía la última palabra. Un periodista le preguntó sobre su control ejecutivo y su autoridad para dar órdenes directas a su gabinete.
Trump bajó la voz, en un tono casi teatral, y sentenció:
—Oh, sí… cumplirán las órdenes, sí, las cumplirán.
A diferencia de su broma inicial sobre Musk, esta vez nadie rió.